
Entramos ahora, decididamente, en el arte contemporáneo y. con ello, se pierde la homogeneidad de estilo que había caracterizado a las etapas anteriores. Si el Renacimiento es el arte de los siglos XV y XVI, como el Barroco lo es del XVII o el Neoclásico del XVIII, no podemos decir ahora que tal estilo en concreto define al siglo XIX.
Por el contrario, a lo largo de este periodo diversas sensibilidades artísticas se suceden. Todo va a ponerse en tela de juicio. La nueva sociedad burguesa, rompedora con las trabas del Antiguo Régimen va a llevar también este rompimiento al campo del arte. Los viejos principios van a cuestionarse y las nuevas respuestas no serán, a partir de ahora, uniformes. La idea de libertad se asienta por lo tanto definitivamente en el mundo de la creación artistística. Existirán las escuelas, las corrientes y las tendencias, frente al estilo imperante en cada una de las etapas anteriores.
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