Gregorio Fernández (1576-1639)
De origen gallego, se instaló en Valladolid donde creó un taller con numerosos seguidores. A través de la anatomía intenta revelar la vida interior de sus personajes. Las cabezas son enormemente expresivas. Los ropajes, de formas quebradas y ricas en claroscuro, intensifican su expresión.
En la larga serie de Cristos Yacentes se aprecia la evolución de su estilo, transformando las dulces formas manieristas en otras más naturalistas. Ejemplo, El Cristo Yacente del Pardo.
El Cristo de la Luz de la capilla de la Universidad de Valladolid muestra ya un gran realismo dramático.
Realizó Vírgenes Dolorosas y también trató el tema de la Inmaculada, como las que realizó para San Francisco de Valladolid o la de San Esteban de Salamanca.